Si hasta la fecha no he caminado por algún tianguis o mercado popular en el cual falte algún organillero, o el señor entrado en años con huellas de alcohol en la voz y una guitarra “afinada” en alguna escala “mexicanísima”, o tan sólo el tono casi melodioso con que la marchanta promociona sus verduras y demás mercancías; es porque sin pensarlo y sin quererlo, el mercado y la música están atraídos inexorablemente en una simbiosis única, alimentándose del bullicio y algarabía del público que se reúne buscando algo más que productos, buscando entretenimiento.
Es por demás curioso cómo los nuevos mercados musicales en sus plataformas virtuales despiertan el sentimiento de indignación en la mayoría de las personas, como si fuera un crimen vender música y en realidad, desde mi punto de vista, poco falta. Creo que el esfuerzo y el trabajo del artista debe ser remunerado sin duda alguna, pero ¿12 pesos por canción? ¿cuánto de ese dinero llegará al ser creativo y cuánto a los dueños sin rostro de una corporación maligna?
Evidentemente la tasa de cambio no juega a nuestro favor .99 dolares no pesan lo mismo que 12 pesos, así que hasta que no se estandarice un valor real en pesos prefiero ir mendigando a mis amigos “páseme esa canción, please”.
Dato curioso ¿si toda la música que tengo en mi ipod la hubiera comprado en línea cuanto hubiera gastado? (5760 canciones) X (12 pesos) = 69,120 pesos… ¡Y yo pensaba que estaba jodido!
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