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Test[1]: ¿Qué tan vago soy?

Cuando las condiciones se imponen al flâneur, éste no lo es más.

¿Con cuántas de las siguientes afirmaciones te sientes identificado?

-no tengo oficio, profesión, sueldo u ocupación honesta que me proporcione los medios necesarios para mi subsistencia;

-teniendo oficio, profesión, industria o renta, no trabajo habitualmente y no se me conocen otros medios lícitos para proporcionar mi subsistencia;

-concurro ordinariamente a los billares públicos, cantinas, tabernas, casas de prostitución u otros centros de vicio, de las 8 a las 18 horas;

-directamente o por medio de otro ejerzo la mendicidad;

-habiendo contraído compromiso de trabajo o de prestación de servicios, no cumplo las obligaciones contraídas;

-no tengo domicilio conocido;

-soy estudiante matriculado de los Institutos docentes, privados o públicos, y, sin motivo que lo justifique, dejé de asistir puntualmente a mis clases.

Si al menos una de las anteriores afirmaciones te describen, hasta apenas hace unos años, el marco jurídico de diferentes países te hubiese conminado a dejar tu facha de sinquehacer y a ejercer aquel proverbio con jiribilla de que “el trabajo dignifica”, so pena de castigo.

… por cierto, el veredicto del test: no aportas a la sociedad, y es más, representas un peligro, para ti y los que te rodean. Ocuparte es un deber, abandonarlo se castiga.

Un vago breviario histórico

La Ley de vagos y maleantes del Código Penal Español de 1933, así como el conjunto de Leyes contra la Vagancia que proliferaron en América Latina, interpretan en la vagancia, una causa punible; ¿cuál es el origen de esto?

El principio de "igualdad" que pregonaban las reforma liberales, atendía la virtuosa lógica del flamante capitalismo: todos –sin discriminación- merecían ser parte de los procesos productivos, pero sobre todo había que encauzar a los pobres y marginados a incorporarse al modo de producción; nadie merodeando  todos trabajando. Así, los juicios de valor en torno al ocio se moralizaron y la criminalización de la vagancia se formalizó.

Hacia fines del siglo XV, con la Legislación sanguinaria contra los expropiados y las Leyes reductoras del salario instauradas por la monarquía inglesa, los afectados se vieron forzados a mendigar, robar y vagabundear, lo que a su vez se castigaba con azotes, vejaciones, ejecuciones y condenas de esclavitud.

México también adoptó leyes contra la vagancia en el siglo XIX, a fin de “confinar y corregir a quienes carecían de oficio o beneficio”. La idea nos persigue incluso hoy día, si retomamos la fresca ocurrencia del gobernador de Chihuahua de enlistar en el ejército por tres años, a aquellos jóvenes que sin estudiar ni trabajar, deban cumplir con el servicio militar.

Tanto en los esclavos perezosos como en los ninis potencialmente zardos, el ocio agrede por sí mismo. Vagabundo que es ocioso, debe ser peligroso; por eso atendamos nuestra vocación de corregirlos. Ellos nos necesitan para ser reintegrados a la sociedad; rescatemos a uno.

Para los retebienaventurados
http://www.youtube.com/watch?v=E4Cd6NW7XJM&feature=related



[1] Las respuestas sugeridas en el Test fueron tomadas de la LEY CONTRA LA VAGANCIA expedida por LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA el 2 de Mayo de 1934.

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