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Jimi


El vínculo entre un alma sufriente y su guitarra blanca es sagrado. Más aún lo es el secreto  que esconden las vibraciones del mundo en el laberinto auricular. Ya lo dijo el que sabe:

“Todo en este mundo tiene un espíritu y este es liberado a través del sonido que produce”

Quédense muy quietos en un cuarto silente ¿Qué sonido producen?
¿Saltarían de un puente con las alas en llamas para descubrir qué sonido se libera? I know someone who did it...
Porque los oídos están ahí donde la mente se queda corta y donde las palabras rasgan sus costuras.

Esta claro aquí, que los oídos no tienen párpados, pero sí tienen laberintos.

La pregunta

¿Cómo alguien puede portar mi alma en el movimiento de sus dedos?

Jimi utilizaba madera y electricidad para potenciar su vibración. Vibraba de una manera muy peculiar, centrífuga, del centro hacia afuera y de nuevo hacia el centro. Hay quienes dicen que se puede ser libre a través del trayecto de las vibraciones.
Hay incluso quienes lo hacen (I know someone who does it...). Pero también existen aquellos que han encontrado la manera de enlatar vibraciones y venderlas.

Lo central aquí es encontrar por qué vibraba Jimi y cómo es que dejó de vibrar.
Presento a continuación unas tesis sobre el asunto:


1- La guitarra blanca
La distorsión y danza de una guitarra blanca puede ser poesía (Así como la distorsión y la danza de cualquier cosa animada o inanimada puede llegar a serlo)

2-La poesía
La poesía ha de convertirse en un instrumento de conocimiento metafísico. Una suerte de operación vital en donde se resguarda el núcleo de la vida misma. La misión de la poesía consiste en abrir una ventana a ese otro mundo, que es de hecho el nuestro.

3-La conjura
Hay una conjura debajo de todas nuestras pieles que nos impide tener contacto real con cualquier cosa que represente un camino a este tipo de experiencia (guitarra blanca). Habrá que aprender a cambiar de piel, a morir un poquito.

4- El tiempo
Fue esta conjura la que mato a Jimi. Su nueva piel no surgió a tiempo. Tiempo
  ,tiempo,
tiempo,
     tiempo,
tiempo,
 tiempo,
 tiempo,
tiempo,
         tiempo fue lo que hizo que Jimi dejara de vibrar. A él lo aplasto el tiempo de ser visto por todas las vistas.

5- El Ego
El ego salta de rama en rama como un mono en la selva. El ego sufre, pero su trabajo es negarnos la superación del sufrimiento. Y empecé declarando que el vínculo entre un alma sufriente y su guitarra es sagrado. ¿Qué pasa cuando el ego se interpone en este vínculo? Cuando no sólo se interpone sino que se instaura, se institucionaliza, se convierte en nuestro alimento y sed. Cuando este se nos presenta omnipotente, como la forma más pura y depurada de autoconservación, a costa de todo.

6- El Sabio
Un señor muy sabio de ojos alocados que veía en nuestra relación con los objetos construidos por nosotros mismos un camino para la claridad de visión dijo una vez:

El problema no es vender, el problema es el mensaje.

7- El mensaje
Yo creo que el mensaje no solo está en la canción sino también en los ojos del que canta. Y Jimi por más sagrado que fuera, nunca pudo contra la terrible necesidad de ser mirado; y eso lo mató. No hay nada noble ni legendario en ello. Fue una derrota frente a la conjura y hay que leerlo tal cual. ¿Por qué entonces la historia del ROCKANROLL se nos muestra como un catálogo de estrellas fugaces que no pudieron contar bien sus pastillas para dormir, como niños terribles en un escaparate?

8- El escaparate.
Todavía creemos en dioses y demonios. En pociones mágicas y dádivas divinas. Sólo que todo esto tiene que atravesar esta piel conjurada por la conjura. Nuestros ojos son también los de Jimi. Ellos quieren ver y ser vistos por todas las vistas y así reproducimos la catástrofe.        

9- El Fuego
El arte (I know someone who will...), la guitarra que danza y cae con sus alas en llamas no es un algo que llega y se nos hace, que se nos presenta ya terminada. Nosotros no somos pasivos en el encuentro. Nosotros somos el encuentro y no dejamos de vibrar nunca.


¡Nunca!


10- Jimi
Y Jimi vibra en los oídos y en las guitarras blancas de toda alma sufriente dispuesta a cambiar de piel.  
Está claro aquí que los oídos no tienen párpados, pero sí tienen laberintos.

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