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Los nuevos aires de la movilización

“Que se vayan todos… y no quede… ni unos solo” ¡Qué sueño!
¡Qué sueño bello! Imaginémoslo: un mundo sin políticos, un mundo
sin amigos capitalistas, un mundo sin Estado, un mundo sin capital,
un mundo sin poder.”        

John Holloway                

El momento histórico que vive el país ha traído nuevos aires de protesta y crítica social al gobierno y sus representantes. El surgimiento e irrupción del movimiento #YoSoy132 a la vida política mexicana, ha posicionado y replanteado los conceptos y/o significados que requieren las transformaciones de una nación que se encuentra en descontento por la imposición de Enrique Peña Nieto así como el retorno del PRI al poder, aunado a la situación que deja el PAN después de 12 años de poder. Todos estos motivos reforzados con la memoria histórica del país y de los sujetos sociales, hacen que despierte la consciencia y la necesidad por una transformación del poder.

La importancia del movimiento social YoSoy132 es la crítica y unión de diversos sectores de la sociedad, que van desde los estudiantes de diferentes escuelas, universidades (públicas y privadas), artistas, colectivos, que en su mayoría lo conforman jóvenes de distintos estratos sociales que se han vinculado al movimiento, porque simpatizan o creen que es el momento coyuntural para una transformación histórica que requiere el país, y están motivados por las luchas del pasado. De igual manera ha alentado a varias capas de la sociedad, a través de las acciones que han realizado, como el tercer debate presidencial transmitido vía internet y radio pública, así como las marchas anti-Peña, que fueron los detonadores de las demás manifestaciones con diferentes características artísticas: performances, fandangos, un concierto en la plancha del Zócalo, varios vídeos de carácter informativo, entre otros.    

El movimiento #YoSoy132 ha motivado y alentado a la población inconforme a salir a la calle y gritar, hacer pancartas creativas con mensajes fuertes, haciendo notar el descontento que ha surgido a través de los debates presidenciables, así como la compra cínica y desmedida de los votos por parte del PRI, como la guerra sucia hacia Andrés López Obrados, la manipulación de las noticias por parte de los medios de comunicación. Pero no sólo se ha quedado en la motivación a mostrar el descontento, sino que también ha buscado consolidarse como fuente de información para la población, esto por medio de acciones como las brigadas en delegaciones, mercados, plazas comerciales, transporte público; las herramientas de las que se ha valido el movimiento, han sido diversas: la internet, los volantes, pequeños cartones que retratan la situación política del país, por mencionar algunos.


El surgimiento de los jóvenes como sector activo en el devenir político y social del país ha motivado al resurgimiento de la esperanza en un cambio posible a través de la reapropiación de los conceptos, de los espacios, y los medios para alzar la voz por parte de otros sectores de la población, que al igual que YoSoy132, coma piensan que son posibles las transformaciones.  

La marcha del sábado 7 de julio, es el ejemplo perfecto para describir y analizar el tipo de población asistente. Si bien, la convocatoria a la manifestación no fue hecha por la asamblea interunivesitaria del #YoSoy132, no fue motivo para la inasistencia de la población inconforme. La marcha titulada “anti-fraude”, que partió del Ángel de la Independencia con rumbo a la Plaza de la Constitución, aglutinó a miles de personas con diferentes posturas políticas e ideologías, jóvenes y viejos de clase media en su mayoría, amas de casas, padres de familia, estudiantes, trabajadores, personas con capacidades diferentes, colectivos y organizaciones diversas, pero unidos por un objetivo en común, que era el de protestar en contra del juego sucio de las elecciones.

Uno de los contingentes que llamaron más la atención fue el de los anarquistas, jóvenes en su mayoría, cuya participación no había sido tan notoria en las marchas anti-Peña realizadas con anterioridad. Es necesario decir que las manifestaciones se han llevado pacíficamente, sin agresiones, por lo que, es sorprendente ver a la juventud anarquista mexicana caminar en silencio, tomados del brazo y sin disturbio alguno. Para muchos de nosotros es sorprendente ver la fuerza y la unión de los diferentes pensamientos, posturas e ideologías es una marcha moderada, pacifica pero con un mismo fin: hacer notar el descontento provocado por el retorno del viejo dinosaurio (PRI) a la silla presidencial.

La concepción simplista que se tiene sobre el movimiento anarquista –como un movimiento de oposición violenta a toda forma de gobierno – imposibilita el comprender el papel que desempeñó esta ideología en la historia de los movimientos urbanos. Por lo que encasillarlo en esta característica perdería toda perspectiva de análisis. 

Es decir, las condiciones mexicanas son otras en contraste a la formación del movimiento, pero los motivos para luchar y resistir siguen siendo los mismos, la riqueza en pocas manos, la desproporción alimentaria, el bajo salario, la privatización de la industria y los medios, que aunado al descaro de una elección nada democrática, participativa ni limpia, ha hecho que este grupo social haya salido a las calles el sábado a manifestarse, rompiendo con los estereotipos y encajonamientos del movimiento anarquista mexicano. 

Así pues, la unión de fuerzas, pensamientos y posturas ideológicas hacen al panorama de descontento tener otras características. Y es que ya no es sólo el #YoSoy132 el único movimiento estudiantil, protagonista de la transformación, sino que se le han unido otros sectores, colectivos o movimientos que han posibilitado pensar otras maneras de llegar al cambio tan esperado. Unir fuerzas de todos los sectores, con diferentes corrientes de pensamiento, posibilita imaginar y construir nuevas vías de transformación. 

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