Nos mudamos:

www.ylosrinocerontesbostezan.com

Cielo

Los más fervientes adeptos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llegaron en una caravana de camionetas atestadas de víveres. Estaba amaneciendo. Los vagabundos se fueron acercando poco a poco, cuando un buen número estuvo reunido, el hermano Francisco, con un tono jocoso que pocos secundaron, dijo – Que comience la función. Cuando tuvo el micrófono en la mano pensó que si al menos lograba salvar a una de esas almas entre todos los desposeídos y los curiosos que lo escucharían, estaría eternamente agradecido con el Señor. Sus palabras fueron suficientemente sencillas para atraer la atención de algunos,  suficientemente realistas, duras, para provocar el lagrimeo de una mujer que pensaba que la Iglesia Católica auspiciaba el evento, y lo suficientemente religiosas para provocar el repliegue de los vagabundos. El hermano Francisco había fallado, y una tristeza muy profunda, que parecía frustración, se iba acrecentando mientras veía las miradas de su público vagar por el parque de la ciudadela, sus palabras se volvieron torpes y confusas, en un arrebato de locura llegó a creer que Dios lo había abandonado, finalmente encontró unos ojos que lo veían, era el hermano Alfonso y le hacía señas discretas para que terminara con el asunto.  Lo condujeron tras bambalinas y pidió que lo dejaran solo. Entonces decidió irse, sin mirar atrás, con un paso firme que dejara muy en claro su firme determinación de mandar todo al diablo. Nadie lo siguió, quizá pensaron que se trataba de una broma de muy mal gusto, o no pudieron creer lo que pasaba. Francisco cruzó el parque, comenzaba a pensar otra vez con claridad, quizá alguno, se dijo con timidez. Pronto se descubrió perdido, siguió a la gente y lo llevaron al metro. Hizo fila para comprar su boleto y esperó en el andén. Siempre creyó que al final, impedido por el miedo, no daría ese gran salto, pero mientras se dejaba caer a las vías pensó que nunca en la vida había sido algo tan fácil, y luego se murió. 

0 comentarios:

Publicar un comentario