Nos mudamos:

www.ylosrinocerontesbostezan.com

Olvido



Una silla desgastada, carcomida por el tiempo. Testigo fiel, mudo, sumiso.
Un hombre, un viejo hombre, un triste viejo hombre sentando frente a una ventana abierta, siempre abierta.
Mirada fija, nostálgica, anhelando por momentos lo imposible: tiempo, más tiempo.
Dos cigarros desvaneciéndose, uno en sus manchadas manos, otro en sus delgados labios morados.
Insipiente olor a muerte, voces que lentamente deletrean M-U-E-R-T-E.
Juego maniqueo del destino: blanco o negro. Negro: perverso; blanco: pureza.
Elección de dos jugadas simultáneas, ergo: imposible. Sin embargo, sigue.
Acumulando, acumulando. Leyendo, leyendo. Fingiendo, fingiendo. Jugando, jugando. Queriendo, queriendo. Codicia imparable. 
No se sacia, no hay límites, todo se puede, claro, si uno quiere (¿de verdad?).
Primeros 30 años: acumulación astuta y bien llevada de conocimiento humanamente sobrevaluado. Medio innovador, ¿por qué no decirlo?
30’s: lo soñado: mujeres, muchas mujeres sentadas a sus pies, escuchando, mas no poniendo atención. Diferencia elemental.
Primera oportunidad: desechada. No necesita más.
40-50: ínclito caballero, cultivado, seductor. Y además, adinerado. La fórmula parece exitosa.
50-60: seguridad. Primeros barruntos de soledad. La soberbia no baja la cabeza.
Segunda oportunidad: prescindible. Conformidad ¿por qué cambiar?
60-70: lo ontológico comienza lentamente a difuminarse. Sí, el miedo otrora latente ahora es notorio, casi palpable. No importa, todo fluye, no te apures.
Tercera oportunidad: empieza a tener sentido; pero no, gracias.
70-75: años complicados. Balbuceos constantes, descuido de actividades esenciales (comer, bañarse, dormir), amistades (¿?) bien escondidas, difíciles de localizar. Olvidos súpitos.
75-91: el tiempo corría (y corre), ahora es más veloz. Él finge no inmutarse o mejor dicho, ¿quién soy? ¿dónde estoy? ¿dónde están mis libros? ¿y mis mujeres? ¿también se robaron mis carros? ¡me han robado! ¡usted se las robó! ¡las quiero de regreso y no estoy jugando! ¿por qué está todo tan vacío?
Y la calma regresó o la obligaron a hacerlo ¡bendita medicina!
Cuarta oportunidad: destellos breves de lucidez. Y no, será otro día, primero déjeme asimilar esto. Lo único que sé es que necesito tiempo.
Resumen de vida: todo lo deseado, todo ganado ¿o no?
Un hombre, un viejo hombre, un triste viejo hombre sentando frente a una ventana abierta, siempre abierta.


2 comentarios:

Donovan dijo...

Me gusta lo que has conseguido, me gusta esta mínima biografía esencialista. Se nota que has leído a Sada y que lo has leído bien ¿o no? Saludos.

Unknown dijo...

Linda, esto está excelente.

Publicar un comentario