Nos mudamos:

www.ylosrinocerontesbostezan.com

Dime qué es


Enfermarse es…

Sentados, esperando a que salieran, sus piernas inquietas no dejaban de moverse;  se ponían de pie, observaban sus manos, cruzaban miradas, se mordían las uñas.

Álvaro, con una extraña enfermedad desde los 3 años, acudía los jueves por la tarde a su cita con el doctor; Luisa, con cáncer, iba a la misma hora, al mismo lugar.

Regina llevaba a Álvaro; Ismael a Luisa. 

No quiero entrar solo mamá, tengo miedo; acompáñame. No puedo hijo, el doctor lo prohibió, entra, te estaré esperando, ¿si sabes que te amo?

Isma, si quieres puedes irte, no tienes por qué soportar esto. ¿Por qué dices eso?  Disfruto cada momento a tu lado, además,  prometí que iba a estar siempre contigo ¿no? anda, dame un beso, aquí te espero. 

Esperar es…

Ya se tardaron ¿no? Un poco, sí, ya saldrán. ¿Quieres ir por un café? No lo creo, puede que salga y no me encuentre, no quiero que se preocupe. Bueno, entonces voy sola, traeré dos cafés. No se moleste, así estoy bien. ¿Seguro? No me cuesta nada. Que sea un americano, muchas gracias. Ja, ja, de acuerdo.

Toma, no le eché azúcar. Perfecto, el azúcar al café es como el frío a la primavera. ¿Cómo? Pues sí, lo arruina. Es posible; por cierto ¿cómo te llamas? Ismael  ¿y usted? ¿usted? Si nos vemos de la misma edad, me llamo Regina. Bonito nombre. Lo mismo digo. ¿Qué tiene tu…esposa? Cáncer ¿ese niño es tu hijo? Sí ¿se parece a mí? Un poco, tienen las mismas pestañas ¿qué tiene? No lo sabemos, ha estado enfermo desde muy chico, por más que le hacen estudios no sabemos qué es. 

La quieres mucho ¿verdad? Sí, es mi esposa, cómo no amarla. ¿Y tu esposo? Buena pregunta, trabajando. ¿Quieres salir a fumar? No, ya te dije que no quiero que salga mi esposa y se espante. Sólo cinco minutos, ándale. Pero que sean sólo cinco. Vamos. 

Imaginar es…

¿Sabes? Hay veces en las que quisiera desvanecerme en el aire, así como el humo del cigarro. ¿Por? No sé, estoy un poco cansada ¿tú no? No, es mi mujer, la amo. Yo también amo a  mi hijo, pero no significa que no esté cansada. Pues sí, tienes razón, yo…no sé, me siento confundido, la veo y… ¿ya pasaron los cinco minutos? ¿Y qué? ¿Ya no te gusta? Regina, no es tan simple, es mi mujer. Ay, por favor, lo mismo de siempre. 

Si fuera tu Hada Madrina ¿qué me pedirías? Salud para Luisa ¿en serio? Sí. ¿Y si te dijera que eso es irreversible? Entonces no serías tan poderosa; a ver, si yo fuera un mago ¿qué me pedirías? Ja, ja, viajar, viajar contigo, sólo para relajarnos. ¿Conmigo? Discúlpame pero apenas nos conocemos. ¿Y si te dijera que ya te conocía? Te he visto Ismael, cada jueves estamos aquí, juntos, viviendo toda esta fruslería. Yo no te conozco Regina, lo siento mucho. Ismael, toma mi mano, cierra tus ojos y escúchame. ¿Qué? Sólo hazlo ¿sí?


Tú, vestido de un elegante traje blanco, esperas a que salga del consultorio para decirte la gran noticia: tendremos un hijo, perfectamente sano. Emocionados, caminamos a casa de la mano y en cada esquina nos repetimos lo bueno que es esto. En cama, nos abrazamos y dormimos tranquilos, con la certeza de que estaremos siempre juntos. Me besas en la frente y agradeces que esté bien, sana. Al fin descansamos y…

Detente Regina ¿a dónde quieres llegar? Hasta donde tú lo pidas Ismael. Espera ¿te volviste loco? ¿por qué me besas? Porque sí quiero ese escenario, quiero un hijo, quiero una mujer contenta; tú también lo quieres, quieres un niño, uno sano ¿no es cierto? Quiero todo lo que has dicho. ¿En serio? Entonces…

Todo es… no lo sé

Ismael ¿dónde estabas? Me tenías preocupada, pensé que te habías ido. Regina, mi amor, no sabes cuánto te extrañé, te amo y quiero decirte que siempre, siempre quiero estar contigo. Tranquilo Isma, sólo fueron veinte minutos. Mami ¿por qué te fuiste? Creí que te habías cansado de mí, que me habías abandonado. No amor ¿cómo crees? Nunca, jamás lo pensaría, ni siquiera me ha pasado por la cabeza, eres mi hijo ¿no? 





0 comentarios:

Publicar un comentario