Nos mudamos:

www.ylosrinocerontesbostezan.com

Venganza


Raúl: ella se quedó contigo, no hay más que decir. Eso significa que este mail no tiene sentido y que es producto de un rencor muy justificado. Por eso sin más, quiero preguntarte: ¿Eugenia se ha metido tu miembro en la boca hasta el colmo de querer vomitar? Al no lograrlo y después de un par de arcadas, ¿solía recomponer ese esputo espeso y como digiriéndolo con soberana lujuria, lograba escupirlo hacia tu glande para luego esparcirlo con su mano suave y parsimoniosamente sobre todo tu pene? ¿No? Pues te voy a decir por qué no lo hace. 

Porque tu “varita” (así me dijo que la llamaba) es lo suficientemente pequeña como para quitarle toda la inspiración.


Cuando este mail llegué a ti seguramente ya estarás casado con ella y también habrán tenido su luna de miel. Te dejé un regalito de bodas sobre ella: el rasguño que de la nalga izquierda baja hasta su ingle, se lo hice con un anillo de plata que luego le refundí en la flor para sacárselo y volvérselo a meter ahí, donde los sodomitas alcanzan su realización. Revísala, ella no se dio cuenta.

La verdad sea dicha estoy ardido. Entonces te contaré un par de secretos: Uno, el tatuaje que tiene en el vientre arriba del monte de venus se lo hizo hace tres años, como bien sabes; a ti te dijo que era un mándala relacionado con el chakra del amor. Pues te mintió. Se lo puso ahí porque Jenni Lee, mi actriz porno favorita, tenía uno igual y gracias a su increíble parecido, al tatuárselo también cumpliría una de mis más grandes fantasías sexuales: coger con la gemela de Jenni Lee. Dos: desde entonces a Eugenia le digo Jenni.

Me despido de ti aclarándote finalmente por qué tus mejores amigos no fueron a tu boda (ahora ya sabes porque no fui yo) y por qué nunca te dijeron lo mal que les caía Jenni. Hablo de Fercho, el Burro y el Sarquis.

El día de tu fiesta de 30 años ella estaba pedísima y cachonda. Cuando te quedaste dormido fue hacia el baño y al salir me puso las pantaletas en el bolsillo del saco diciendo: ―Sígueme, quiero comérmela. Yo sabía que el Sarquis vivía cerca de tu departamento, por eso habría peligro. Subimos, nos colocamos al fondo del pasillo frente a una puerta y se dio la media vuelta. Notó que la tenía flácida. Yo le agarraba las nalgas, le apretaba los senos, le mordía el cuello. Ella pujaba, se metía mis dedos entre la vagina. Me agarraba la cabeza y se arqueaba, pidiéndomela. Fue cuando escuchamos que subían. Yo reaccioné. La sensación de ser descubiertos comenzó a excitarme enormemente. Me dijo que parara y fue en ese instante que sentí como se me llenaba la pinga de sangre. Con los pantalones abajo y mientras ella intentaba empujarme, la agarré por los cabellos con la mano derecha, jalándola hacia a mí; con la izquierda logré empinarla casi 90 grados, metiéndosela por atrás. Gritó. El grito ocasionó que quienes venían por la escalera subieran más rápido. No pude parar. Los tipos, ya frente a nosotros nos iluminaron. Jenni no se dejó de mover y pujar. Vengan les dijo, ¿o  piensan quedarse sólo viendo?

¿Para qué te cuento lo que siguió? Basta decirte que desde entonces sé por qué al Burro lo llaman así. Yo perdí la erección mientras Fercho ocupaba mi lugar y el Sarquis se la sacaba para que Jenni se la pusiera en la boca. Todos se vinieron al mismo tiempo.

PD: Mucha suerte Raúl. Aparte de este mail te mandé por Face un mensaje que dice: UN APLAUSO A ESA PERSONA QUE TE BORRÓ, TE BLOQUEÓ Y AHORA ESTÁ VIENDO TU PERFIL DESDE EL FACEBOOK DE UN AMIGO…

0 comentarios:

Publicar un comentario